miércoles, 28 de septiembre de 2016

Mis inicios en el Crochet


Cuando estaba por cumplir 15 años de edad mi mamá decidió que era el momento de tener mi juego de cuarto, no sé como lo llaman en otros países, pero en Venezuela el término se refiere a tener una cama, una peinadora o tocador y una mesita de noche o buró que combinan entre sí y hacen que una habitación sea un ambiente completo.



Para ese momento ya había practicado los puntos básicos del crochet usando pabilo y una aguja gruesa, aunque no manejaba bien el arte de tejer. Pero la emoción de tener mis propios muebles para mi habitación me llevó a desear hacer algo con mis manos que pudiera usarlo en mis muebles, tomé las revistas de crochet de mi mamá y escogí un modelo que consistía en tejer varios cuadros y luego unirlos para formar un cubrecama, parecido a la técnica de los granny squares. Obviamente a esa edad, sin mucha experiencia ni los recursos para comprar la cantidad de hilo requerido, no iba a aventurarme a tejer una pieza tan grande; por eso decidí tejer un pañito, mejor conocido como tapete, o doily. Tomé el modelo del cuadro que había escogido y tejí sólo ocho de ellos, los uní y formé un tapete para mi peinadora.

Patrón del doily que elegí hacer a los 15 años de edad

Me gustaría decir que quedó bellísimo pero no fue así, la uniformidad en las alturas de los puntos no era mi fuerte y quedaron algunos cuadros mas grandes que otros; además, para unirlos usé hilo de coser y con el tiempo se descosieron pero en fin, fue mi primer proyecto y me llevó a descubrir mi pasión por el tejido y las manualidades, y demostrarme a mi misma que era capaz de crear un objeto desde una fotografía.


Como las piezas tejidas son prácticamente eternas, han pasado casi 20 años desde entonces, pero todavía conservo ese tapete y quiero compartirlo con ustedes. Para ser mi primera creación no quedó tan mal, ¿verdad?

Mi primer tapete tejido a crochet

La revista que usé se llama Ganchillo Greca N°12.